martes, 22 de abril de 2014

VOTAR ES UNA RESPONSABILIDAD DE TODOS



Estamos a un mes de las elecciones Presidenciales en Colombia y aunque algunos Colombianos tristemente siguen pensando que el abstencionismo es la forma correcta de protestar contra una administración, yo creo firmemente en que es el actuar y no la indiferencia o el abstencionismo el que genera cambios, porque esto no es otra cosa que permitir que otros con intenciones no tan buenas, a través de sus maquinarias conduzcan al país por el camino que responde a sus intereses acordes con esas intenciones.

Y aunque históricamente nuestro país no ha sido precisamente un remanso de paz en el que nada sucede, hoy nos encontramos frente al momento más difícil que la democracia Colombiana haya atravesado en muchos años; las razones son múltiples e infortunadamente confluyen todas ellas en este momento histórico, en el que más que nunca los Colombianos debemos salir a las urnas a manifestar nuestra posición frente a lo que actualmente vivimos como nación y al panorama que se vislumbra a futuro, por los motivos que a continuación trataré de explicar.

Independiente de la filiación política que tengamos, la posición de cada ciudadano de bien es desear que mediante su voto quede elegida la opción que él considera mejor para su país y así, todos desearíamos que el elegido fuera nuestro candidato, pues se supone que sus ideas son una compilación de nuestros deseos y necesidades y por eso para todos los que votamos, el ver vencido a nuestro candidato en las urnas, nos genera un sentimiento de tristeza, que es apenas normal, pues a todo ciudadano de bien le preocupa el futuro del lugar donde vive, trabaja, sueña y construye con los que quiere; sin embargo, en esto consiste una democracia como la Colombiana, en que mediante unas elecciones justas y trasparentes sea elegida la opción escogida por una mayoría de ciudadanos que ejercen válidamente su derecho al voto.

Es pues claro, el papel preponderante de la trasparencia de unas elecciones para la estabilidad de un gobierno que inevitablemente se ve reflejada en la aceptación por parte de los ciudadanos de sus políticas y estrategias de administración. Por ello, es natural que el periodo presidencial del actual gobierno, fuera un periodo nefasto para el país, el sentimiento de la ciudadanía sin importar repito, su filiación política, es que éste es un gobierno cuya bandera ha sido la mentira y bajo esa premisa no se puede gobernar, o por lo menos no se puede gobernar para bien de todo un país; bajo la premisa del engaño se gobierna con el fin de satisfacer los intereses de algunos pocos, porque cuando hay que esconder y mentir, es cuando algo no muy bueno para el interés general se  pretende lograr.

Nueve millones de votantes fueron engañados por el actual mandatario, nueve millones que eligieron unas políticas que evidentemente se abandonaron, esa es una verdad irrefutable y para un gran porcentaje de quienes no hicieron parte de esos nueve millones de ciudadanos, pero que ejercieron su derecho al voto, la traición del actual gobernante con su predecesor igual es evidente y por eso, no creo equivocarme al decir que todos esos ciudadanos de bien que salen a las urnas a elegir una opción democrática, pueden decir con contundencia que bajo la mentira y la trampa, no se puede llevar por buen rumbo a un país.

Hoy las encuestas hablan por sí solas, Juan Manuel Santos, tiene una popularidad de alrededor del 21% y considero que ese cifra puede ser incluso inferior, le rehúye a los debates y ni que decir de su propaganda política ofensiva para muchos, burlona para muchos otros y cargada de un sin sentido y de mentiras que avergüenza. Frases como: “camellito pa` todos”, “medicina pa` todos”, “chimba de vías”, entre otras, acompañadas de la frase “ y vamos por más”, no son otra cosa que un insulto a una sociedad que acaba de vivir el fracaso de una reforma a la salud; que a causa de la inseguridad y terrorismo que afronta el país de cuenta de las farc, ve como nuevamente muchos ciudadanos trabajadores son enviados a sus casas, pues sus empleadores deben decirles – trabajo no hay-  y muchas empresas salen del país, por falta de garantías para desarrollar sus actividades; el paro agrario programado para el 28 de abril, no es más que el grito desesperado del campo Colombiano, donde miles de campesinos, a los cuales el actual gobierno les ha incumplido sus promesas, están desesperados; y para terminar con las tres vallas a las que he aludido, no entiendo que de bueno ve el actual Presidente candidato, en que las farc atenten contra la Vía Panamericana y otras obras de nuestra infraestructura, que valga decir, a duras penas nos alcanza para estar conectados, dejándolas inservibles, para miles que se valen de estas para realizar sus actividades de sustento.

Y las vallas las pasaríamos por alto como si fueran solo una infortunada publicidad, como lo hemos hecho en el pasado con algunas campañas políticas que han facilitado los chistes en reuniones sociales; pero lamentablemente estamos frente a alguien que gobierna desde la mentira y que sus vallas no son tan infortunadas ni tan desprevenidas como quisiéramos. Sin temor a equivocarme me atrevo a afirmar que el señor Juan Manuel Santos no está dispuesto a pasar por mentiroso y bufón en vano; siendo famosa su afición por el póker, es necesario advertir que trae bajo la mesa una carta muy oscura que pronto descubriremos. Él, no renunciará a su objetivo de reelegirse, o de dar continuidad a ese objetivo que persigue y por el cual día a día nos miente.

Esa carta viene directamente de la mesa de la Habana y lamentablemente como todas sus mentiras, viene escondida para ser destapada en el momento en que el país no tenga mucho espacio para pensar y debatir sobre la misma. Lo único que puedo decir, es que sea lo que sea que venga desde Cuba, tiene que ser mirado por los Colombianos desde la óptica de la desconfianza que da un mentiroso y desde ser conscientes que una guerrilla que hasta el día de hoy vuela oleoductos, causando daños ambientales irreparables, destruye vías, tortura y masacra seres humanos, siembra minas antipersona las cuales hace tan solo unos días, uno de sus representantes  defendía; en unos cuantos días o tal vez un par de meses, simplemente renuncie a seguir cometiendo tales actos de barbarie. Tiene que ser un precio muy alto que los negociadores del gobierno están ofreciendo como pago en la mesa de la Habana a nuestras espaldas y ese precio tal vez esté íntimamente ligado con nuestra democracia.

No sé si esto no sea un motivo suficiente para que todos los buenos ciudadanos nos unamos a evitar esta trampa, a saber advertir el engaño y no ilusionarnos con una paz que todos anhelamos, pero que desde el contexto de los personajes que la presiden y sus actuaciones durante estos años, no nos deja otro camino que rechazar ese canto de sirenas y acudir a las urnas para que con nuestros votos elijamos el candidato idóneo que represente al Colombiano que cree, que es desde el esfuerzo, el trabajo, la trasparencia y sobretodo la justicia que lograremos tener una Colombia con una paz duradera y sostenible, el Colombiano que con su voto rechaza el engaño del actual gobierno y su permisividad a que los personajes con que está sentado en Cuba, nos sigan asesinando y torpedeando lo que hemos construido,  porque libremente eligieron apartarse de la democracia y el orden social bajo el que diariamente la mayoría de Colombianos nos despertamos y esforzamos para hacer de ella cada día una democracia mejor.

Ana María Cardona O.

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