jueves, 24 de abril de 2014

EL LUTO NO ES FASCISMO



Sigue Juan Manuel poniendo a prueba nuestra capacidad de asombro. A pesar de que en su desafortunado trasegar por la Presidencia de la República, ha incurrido en los más inenarrables actos de cinismo, una cosa si hay que reconocer en la figura de Juan Manuel y es que siempre, infaliblemente, se supera a sí mismo. Es este hombre, un compendio procaz de las más sucias prácticas politiqueras, que exhibe sin pudor el culmen de su cutrería, al llamar fascistas a un grupo de jóvenes caucanos que, vestidos de negro significando luto, lo abuchearon recientemente en la ciudad de Popayán.

Y digo que es un acto cutre, porque es completamente claro que un hombre del nivel educativo de Juan Manuel no incurriría en tan atroz señalamiento por simple ignorancia o confusión conceptual.  Cada palabra que de su boca sale, atendiendo a su natural condición de  enano ético, obedece a un torcido cálculo político y es espetada como si se tratara de un chorro de veneno, propio de una cobra.  Cobra vil, que es azuzada por un avezado herpetólogo que funge como su asesor de imagen y que casualmente, viste de negro. Curiosa coincidencia cromática.

El país de a pie, representado en esta ocasión por estos valientes jóvenes, ha comenzado a despertar, y comprendiendo las consecuencias del proyecto reeleccionista de Juan Manuel, ha logrado vencer la apatía y haciendo uso de legítimos símbolos, como en este caso vestir de luto por la cantidad de muertos que ha cobrado el embeleco de La Habana, ha hecho de la protesta enérgica pero pacifica, una interesante forma de manifestar su inconformismo por la manera en que Juan Manuel, pasa una aplanadora por encima de los intereses de la patria, y tiene a la narcoterrorista Farc, ad portas de pasar impunemente, de verdugos y victimarios, a gobernantes y legisladores, guardianes del canon moral del país.  Si leerlo le parece un exabrupto, imagínese usted lo que será vivirlo.

Haciendo gala de sus cada vez más evidentes puntos de concordancia con el dictador Nicolás Maduro, tilda de fascistas y neonazis a quienes disienten de su gobierno, y utiliza innecesaria y desmedidamente la fuerza en contra de los colombianos. Para el caso que nos asiste, pretendió Juan Manuel,  hacer apresar a los jóvenes que lo abucheaban. Afortunadamente desistió de tal esperpento, pero hizo sentir su halo de dictadorcillo en cocción, confiscando arbitrariamente las inofensivas pancartas que portaban los luctuosos. 

Un gobierno dirigido por un verdadero demócrata, hubiese disuelto la protesta dando la cara y confrontando argumentalmente a quienes hiciesen uso legítimo de su derecho al disenso. ¿Qué de peligroso, pregunto yo, puede tener un grupo de adoloridos e indignados jóvenes que portando ropa de luto y pancartas, abuchean a un mandatario? Creo que además de sus cálculos, la consciencia de su propia ilegitimidad y felonía es lo que hace que Juan Manuel, reaccione de manera tan excesiva, rayana en el patetismo.  Relacionar el luto con el fascismo, y a tres bandas, tratar de adjudicar la dirección de este espontaneo grupo juvenil a su principal opositor solo obedece a una de dos explicaciones racionales: O tal razonamiento se gesta en la mente de un soberano imbécil, o se produce como una puntada más en la mortaja que Juan Manuel está confeccionando para la democracia colombiana. Apuesto mi reino y mi cabeza, a la segunda opción.

El luto no es fascismo mi despreciable Juan Manuel. El luto es la condición natural en la que está inmersa esta sufrida sociedad, gracias a los despiadados verdugos con los cuales se encuentra jugando al póquer en Cuba.  Si usted con sus declaraciones quiere posar de idiota, bien pueda, pero no vaya a creer que este valiente pueblo lo es.

Rodrigo Gallo
@AlegreBengali

Ad: Ilustra muy bien la situación, el acertado trino de @cmbustamante “Un país que ya no puede ni llorar sus muertos, porque el luto es fascismo, esta ad portas de una histórica represión. #LutoNoEsFascismo”

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