Quise empezar esta nueva reflexión con un trino de hace unas
semanas: “@AlegreBengalí: Se busca conducta extraviada de Casa de Nariño.
Responde al nombre de “Coherencia”. Vista por última vez el 6 de agosto de
2010”
Juan Manuel Santos en declaraciones públicas manifiesta que
el gobierno colombiano está considerando
suscribir unos acuerdos de cooperación con la OTAN con miras a que nuestro país
haga parte de esa organización en un futuro cercano, lo que suscita en nuestro vecindario
unas airadas reacciones, siendo especialmente altisonantes las del dictador
venezolano Nicolás Maduro que, emulando
el histrionismo propio de su vasallo Rafael Correa, dice casi entre lágrimas que
las declaraciones de Santos son una puñalada al corazón de los pueblos de América
del Sur. Como era de esperarse, también
se manifestaron en contra de esta intención los presidentes Ortega y Morales y
lo propio hizo el gobierno ecuatoriano por boca de su canciller Patiño.
Hasta ahí todo parece el devenir normal de la geopolítica,
máxime cuando nos encontramos en una región convulsionada y somos un país
rodeado de gobiernos hostiles e incluso peligrosos por su ánimo expansionista,
verbigracia la pretensión nicaragüense sobre San Andrés, de manera tal que la búsqueda
de un aliado poderoso es un arma disuasiva que no está de más tener en nuestro
arsenal. Hasta felicitaciones podríamos
darle al presidente Santos si no fuera porque con estas declaraciones exhibe
una falta de coherencia rayana en el absurdo.
Como primera medida, Colombia no cumple las condiciones de
localización geográfica que la hagan elegible para pertenecer a la OTAN
pues dicha organización, de manera taxativa
reserva la elegibilidad de nuevos miembros a países localizados en el
continente europeo así que una simple lectura de sus condicionamientos le
hubiese evitado al presidente protagonizar tamaño ridículo.
En segundo término, la pertenencia de Colombia a UNASUR que
es una organización con un ideario que en nada concuerda con OTAN, es una condición que desde la óptica del
sentido común se convierte en un obstáculo adicional a tamaña pretensión. No sería coherente pertenecer a la Asociación
Defensora de Animales y querer tomar la alternativa en una plaza de toros. No es coherente creer en unos principios de
defensa común contra las amenazas terroristas globales y al mismo tiempo hacer
club con unos gobiernos si no proclives, si tolerantes frente al terrorismo.
Tampoco es coherente pretender la búsqueda de ese aliado
poderoso tres años después de iniciado su mandato habiendo engavetado al
comienzo del mismo, por las presiones de su vecindario hostil, el programa de
cooperación militar con los Estados Unidos, con quienes dicho sea de paso y
para ser sinceros, son más las ideas que nos acercan que aquellas que nos
separan. Vamos a ingresar a un barrio
peligroso y rechazamos la compañía de nuestro hermano mayor, pero una vez
adentro empezamos a implorar la presencia del hermano mayor de otro a quien ni
siquiera conocemos; mayúsculo despropósito.
Y por último la
piedra del anillo queda engastada cuando el ministro de defensa Juan Carlos
Pinzón tiene que salir a los medios a desmentir a su jefe directo y corregir el
burdo cañazo del jugador de póquer, precisando que lo que busca Colombia es un
acuerdo de mutua ayuda en materia de economía, educación y defensa, mas no la
inclusión de nuestro país en la organización, dejando en la opinión pública la sensación
que el presidente, tal como uno de los memorables personajes creados por
Roberto Gómez Bolaños , “como dice una cosa dice otra, porque hay cosas que ni
que, tengo o no tengo razón”
Esta falta de coherencia de Juan Manuel Santos es sumamente
peligrosa para el país porque un gobierno necesita ser encabezado por un líder
predecible, cuyas decisiones sean conducentes a un punto establecido en el
horizonte político y perfectamente visible para sus gobernados. Un presidente que cree que ejercer la primera
dignidad nacional equivale a jugar una partida de póquer resulta siendo, en
términos coloquiales, un chocolate crudo.
Ad: Después de la rectificación del Ministro Pinzón, Nicolás
Maduro dice en referencia a Santos “ya llegara el momento de hablar
largamente”. Eso, en boca de mis papás
era el anuncio de una pela segura.
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