jueves, 30 de mayo de 2013

LA CULPA ES DE URIBE

 
Es una frase que sintetiza lo que le interesa difundir a algunos sectores de la sociedad colombiana para justificar ciertos comportamientos que conduzcan al favorecimiento de sus intereses particulares.

No es una coincidencia que en estos momentos álgidos la figura del presidente Álvaro Uribe Vélez sea el blanco de los más diversos ataques.  Es una estrategia planificada por un eje conformado por sectores disimiles pero que persiguen unos fines comunes.  Desde el gobierno, soterradamente lo han tratado de rufián de esquina, palo en la rueda, mano negra y otra serie de calificativos para tratar de visibilizarlo como el enemigo de la paz.  Así que veamos, de que cosas tiene la culpa Uribe.


Uribe tiene la culpa de demostrar que es completamente posible combatir un terrorismo falsamente escudado en la innegable falta de equidad social de Colombia.  Ese terrorismo creyó durante muchos años que nadie iba a tener la voluntad política de atacarlos de frente y sin miramientos en todos sus ángulos. Y llego Uribe que no solo los ataco militarmente sino que les arrebato la capa política que usurpaban y los mostró ante la comunidad internacional en su real dimensión.   De esa manera, se convirtió en el mortal enemigo de los terroristas y sus defensores.  Es tal el odio que despierta que para algunos destacados representantes de la izquierda,   amenazar con demandar a Uribe se les convirtió en hábito. 

Pero además Uribe tiene la culpa de abrir los ojos de una sociedad conformista y sumisa que creía que al gobierno no se le podía exigir resultados. Antes de Uribe, el grueso de la sociedad colombiana aceptaba cualquier cosa de su gobierno.  Aceptó que Gaviria custodiara a Pablo Escobar en un hotel de cinco estrellas y le diera connotación política al hecho. Aceptó que Samper fuera descaradamente financiado por el Cartel de Cali y que la justicia dejara impune al gobierno mas espurio de la historia reciente de Colombia. Aceptó que el sanguinario Tirofijo montara en la presidencia a un político que no tenía ni la capacidad ni el carácter necesarios para conducir un país tan lleno de problemas como en nuestro. Y llegó al colmo de la sumisión al permitir que por la más alta dignidad de la república compitieran dos mediocres. Tener que elegir entre Pastrana y Serpa fue trágico si lo vemos en retrospectiva.  Fue como tener que elegir entre Ibuprofeno y Acetaminofén para tratar un cáncer de medula ósea.

Después de Uribe, la sociedad se convenció de la necesidad de protestar ante los incapaces, porque la extraordinaria capacidad de su gobierno los hizo visibles. Su ejecutoria nos mostro cuan malos fueron los gobiernos anteriores. Decía mi padre que desde Carlos Lleras no había visto un gobierno bueno.  Por tales razones, ahora estamos en un momento de polarización social donde una mayoría está,  claramente  en contra del gobierno de Santos, así los medios convencionales quieran ocultarlo con amañadas encuestas y publicidad desbordante.  Adicionalmente en Bogotá, la ciudad capital, hay un movimiento enorme de ciudadanos que quieren revocar a su incapaz administrador que en vez de defenderse gobernando bien, hace su propia “lista Tascón” y reparte epítetos a sus contradictores como si de dulces se tratara.  Pero hoy día la nuestra, ya no es una sociedad que se crea los cuentos de complot, de marchas financiadas con empanadas o de defensores de derechos humanos que trabajan por amor al arte mientras sus ONG reciben caudales de dinero de países amigos.  Y estas inconformidades son, como no, culpa de Uribe.

Y  también es culpa de Uribe el haberse erigido como el dique latinoamericano de la contención al expansionismo castrochavista. La bestia negra del socialismo como bien lo llamaron no más ayer. Eso lo demuestran los constantes e  infames ataques recibidos por parte de Maduro, Cabello, Ortega, Correa, Evo y del mismo enhorabuena difunto,  Hugo Chavez.  Lo atacan porque saben que con Uribe liderando un pueblo inconforme, el castrochavismo jamás será una opción política en Colombia.  Y ha resistido esta embestida gracias a la altísima favorabilidad que le otorgan sus compatriotas que se mantiene intacta tres años después de haber dejado el poder y a pesar que el actual gobierno colombiano ha sido cómplice de estos ataques con su silencio ya que nuestras relaciones internacionales están siendo llevadas por un cínico que dirige a una funcionaria  timorata y acomodada.

Y qué decir del rechazo social a la parasitación del estado por cuenta de llevar el apellido Galán, Lara, Samper, Serpa y Gaviria por nombrar algunos. Yo les aseguro que hay por lo menos cien colombianos de apellidos Pérez, Pataquiva, Hernández o Barriga que son más capaces para desempeñar los cargos que hoy ostentan los delfincitos. La sociedad lo sabe y ha empezado a despertar y a exigir de ellos un alto desempeño del que por supuesto no serán capaces, verbigracia las habilidades lectoras del buen Simoncito.   Y de eso también tiene algo de culpa Uribe, porque encamino a sus hijos fuera del estado en un acto de responsabilidad política. Que escruten con lupa a los hermanos Uribe Moreno en su ejercicio profesional privado me parece maravilloso. Y si encuentran en sus comportamientos delito alguno, que los venzan en juicios justos, pero estoy seguro que no los veremos parasitando al estado solo por ser de apellido Uribe. Es más, llevar ese apellido los ha hecho blanco adjunto de los ataques contra su padre.

Que en el gobierno Uribe se hayan cometido errores,  se haya  incurrido en desaciertos y posiblemente algún funcionario descarriado haya delinquido es bastante probable ya que la corrupción es un monstruo de mil cabezas y no existe alguien capaz de acabarla pues la corrupción solo se acaba con un cambio estructural e interno del ser humano.  Pero lo anterior no resta al legado de trabajo y dignidad republicana que ha dejado el presidente para la historia.  Que los colombianos hayamos recuperado la noción de dignidad nacional y hayamos visto que detentar el poder no riñe con la humildad y el servicio a la patria, es culpa de Álvaro Uribe Vélez.


Ad:  A Iván Cepeda Castro solo le hace falta presentar un proyecto de ley para cambiarle el nombre al municipio de Uribe (Meta).  Su ulcera duodenal tiene forma de U mayúscula.

4 comentarios:

  1. también es culpa de uribe que santos sea el presidente.

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  2. Es verdad, ese fue un imperdonable error

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  3. que te puedo decir... tu capacidad de abstracción del legado de Uribe es perfecto, siempre es el que expongo y agradezco, su aporte gigante de infraestructura y progreso como patria digna, es simplemente una tarea de obligatorio cumplimiento de cualquier mandatario, lo que mas valoro de Uribe fue que mostró a los agazapados y cobardes enemigos de la patria, que se incrustaron en ciertos partidos políticos sucios, tambien mostro a ciertos parasitos socialistas camuflados como caricaturistas, comentaristas etc. Tu reconocimiento de la obra del estadista Alvaro Uribe Vélez, es magistral en mi concepto, GRACIAS

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