SE LOS FIRMO EN MARMOL

Los anuncios del presidente Juan Manuel Santos en cuanto al deseo de que se reelijan sus políticas nos deja claro su talante. En primera medida faltó a su palabra de pronunciarse antes de seis meses sobre la reelección, aunque si somos ortodoxos, lo que menos tiene Santos es palabra. Se los firmo en Mármol.

Pero lo anterior bien puede ser anecdótico y hasta previsible. Lo grave,  según mi entender, es que por una parte las declaraciones del presidente no fueron claras, y con esto no me refiero a su dificultad fisiológica para articular las palabras, sino a la jugada a dos bandas típica de los dubitativos.   Para este ciudadano no es claro si esa reelección de políticas va a ser en cabeza suya  o por interpuesta persona. Creo que él tampoco lo tiene claro y por esa razón hizo que Vargas Lleras renunciara al Ministerio de los Regalos por si debe recurrir a un plan B.

Y no lo tiene claro porque creo que el inmenso ego del presidente puede estarle jugando una mala pasada haciéndole creer que goza del afecto de los colombianos cuando vistas las reacciones, silbatinas y abucheos, la realidad le escupe inexorablemente todo lo contrario.  Al menos eso quiero creer porque si no se trata de un asunto de ego, se trata de un asunto que reviste aún más gravedad.

Bien podría estar pensando el príncipe de Anapoima que los fusiles de las Farc le ayudaran a “conquistar” el elector en las zonas de influencia de este cartel del narcotráfico.  Pero la cosa puede ir mucho más allá. Bien puede estar pasando,  que conociendo la ética de los señores Jaramillo, Pearl, De La Calle y del mismo príncipe,  puede estar suscrito un pacto de caballeros (perdónenme el contrasentido) entre los jefes de las Farc y el presidente para por beneficio común hacer realidad la reelección.

Y digo beneficio común porque no dudo que estos diálogos han significado una enorme victoria de los terroristas a todo nivel.  No solo han logrado sacudirse de la identificación internacional como grupo terrorista, sino que están en un país amigo como Cuba, donde a sus anchas pueden planificar, construir estrategias, fortalecer sus redes internacionales de tráfico de armas y drogas y permitirle a sus máximos jefes ver un poco los toros desde la barrera. Incluso, estos diálogos le salvaron la vida a Pablo Catatumbo quien según informes de fuentes fieles,  se encontraba a punto de ser dado de baja. Bastó una llamada y en vez de darlo de baja, lo mandaron de vacaciones. Y reelegido  Santos, el resort continuara con jineteras y mojitos, a cargo del contribuyente colombiano.

Y entonces en este punto de la reflexión, me surge a mí una cuestión de tipo legal, político e institucional. Este manifiesto apoyo de las Farc al proyecto reeleccionista de Santos, difiere en algo de los acuerdos de aquellos políticos regionales con los paramilitares, que hoy los tienen merecidamente purgando penas merced al famoso escándalo de la parapolítica?  Creo que no. A Piedad Córdoba la pudieron salvar gracias a la maniobra de la corte que declaro como no validas las pruebas encontradas en los computadores de Raúl Reyes ( me perdonan si la forma está mal planteada, pero el fondo es ese), pero lo de Farc - Santos es de público conocimiento y aunque quieran hacer ver esto como la persecución de un noble objetivo, a mi entender, sin ser abogado ni mucho menos y apelando al siempre fiel sentido común, se quieren saltar las leyes y la dignidad institucional como si fuera un simple mojón en el camino, con ayuda del apéndice Montealegre que más parece un jefe de debate que un Fiscal General de la Nación.

Creo que si este acuerdo descarado llegase a culminar en la reelección de Santos, los organismos de control legal y constitucional del país deberán tomar medidas para iniciar lo que sería la investigación por  Farcpolítica.  Si ello no llegare a esta conclusión creo que el daño a la institucionalidad colombiana seria inmenso y dejaría a esta patria a merced de las voluntades y caprichos de cualquier otro troyano que en un descuido, eligiéramos presidente.

Ad:  Santos sueña con ser él, desde un cargo internacional, quien logre la Paz entre Israel y Palestina.  Un comercial de una aerolínea rezaba “Soñar no cuesta nada, viajar por Avianca casi nada”