lunes, 26 de octubre de 2020

NO MAS DOBLE MORAL



Somos una sociedad de doble moral.  Con esto no quiero decir que todos los colombianos lo seamos, pero si es evidente que en el aspecto colectivo, lo somos. No es una fatídica casualidad que la clase política del país, sea en su mayoría corrupta. Ellos vienen del seno social y desde allí llevan interiorizada la corrupción como algo normal y natural.

Y es que a usted que se aterra con la frase “normal y natural”,  le pregunto: ¿Cuántas veces ha intentado sobornar a un agente de tránsito para que no lo multe? ¿Cuántas veces se ha parqueado justo donde dice prohibido parquear, porque “es que es apenas un momentico”? ¿Cuántas veces no ha intentado evadir una fila, o hacer que le den la revisión técnico mecánica sin llevar el carro? ¿Cuántas veces ha intentado colarse en el transporte público? ¿Cuántas veces se ha quedado con el cambio incorrecto cuando le dan de más? ¿Tiene algún programa pirata en su PC? ¿Alguna vez descargo una canción sin pagar por ella?

Pues eso es corrupción y entonces, imagínese lo que puede hacer una persona que esté acostumbrada a alguna de estas acciones, o que le parezca normal cometerlas, si tiene acceso a un cargo público, a una posición de poder, y/o acceso al erario. ¿Vio que no es tan “fenómeno aislado”? Los políticos son producto de la sociedad, así que no podemos esperar nada diferente. Pero como sociedad somos tan de doble moral, nos parece terrible la corrupción estatal, mientras  soslayamos la que nosotros mismos ejercemos a niveles más pequeños.

Otro ejemplo. En estos días he conversado con varias personas que sabían que yo residía en EE.UU., de manera que el tema de la posible reelección de Mr. Trump era más o menos recurrente, y una conversación “tipo” podría resumirla más o menos así:


-          ¿Y qué tal le parece el gobierno Trump, usted que lo vivió allá?

-          Pues que le digo, muy bueno. Económica y socialmente, tremendos resultados. Espero que se reelija.

-          Uy no hermano, y usted siendo latino, cómo apoya la masiva deportación de latinos (cosa que no es cierta).

-          Pues hermano, como presidente, Mr. Trump me ha parecido muy bueno, y cada país tiene derecho a controlar la inmigración. Máxime si es ilegal. Pero cambiemos de tema. Cuénteme ¿Cómo está la cosa acá?

-          Ah hermano, que le digo, esto se jodió porque se llenó de venezolanos. Muchos son buenos, pero otros vinieron a robar y a regalar el trabajo. Y el gobierno no actúa, no los expulsa y es más, sigue dejándolos entrar sin problema.


Ah pues. Entonces los estadounidenses no pueden ejercer una decisión sobre a quienes permite y a quienes no permite estar en su territorio, pero nosotros si tenemos el derecho de correr a los venezolanos. Bonita vaina. Doble moral.   

Y en mi entender, el tema de romper ese comportamiento viene en la educación y la cultura, no en la política. Mientras nuestra enseñanza a nuestros hijos sea mediante el mal ejemplo y la tolerancia a los comportamientos inadecuados y los discursos acomodados, nada va a cambiar en nuestros gobernantes. Necesitamos un cambio profundo; y eso es generacional. No va a pasar de hoy a mañana, así que más allá de tratar de votar por el menos malo (al menos por ahora) y ejercer control ciudadano, poco podemos hacer si no generamos desde nuestra posición como individuos, la semilla de ese cambio. Y hay muchas maneras de hacerlo. Yo elegí tratar de hacerlo desde la difusión cultural. Alguna vez creí que desde dentro de la política era posible, pero no; estaba equivocado. Es desde fuera. Tratar de formar desde unos niños educados con el buen ejemplo, y con hondas raíces éticas y culturales (a según mi manera elegida para hacerlo), nuestros futuros gobernantes diferentes.

Mi cuenta de Twitter, desde la cual y hace muchos años he venido emitiendo mis opiniones e ideas políticas, ha venido cambiando de rumbo. Quienes me siguen desde hace tiempo saben de qué hablo. Ahora, aquí en lo real y allá en lo virtual, tratare de dar algún aporte positivo a la sociedad desde la difusión cultural y la estimulación y siembra en los niños de sus raíces culturales, con énfasis en uno de sus aspectos; el folclor de mi región. No más política para mí; no tengo nada más que decir sobre ese asunto.   Fueron bastantes años escribiendo sobre eso; ahora, cuando prenda mi portátil, abra Word y escriba alguna columna para publicar en algún blog, será sobre folclor y cultura. No más doble moral para mí.

Rodrigo Gallo 

@AlegreBengali

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