martes, 3 de febrero de 2015

UNA SOCIEDAD ENFERMA

Un repaso rápido de los vigentes acontecimientos políticos y de orden público, todos tocados por la tangente en que convirtió Juan Manuel Santos su enrevesado proceso de dialogo con la organización narcoterrorista FARC, me han llevado a preguntarme si toda esta tragedia nacional contemporanea no se debe a que somos una sociedad enferma. En muchas ocasiones nos esforzamos por encontrar respuestas adecuadas a tantos interrogantes que surgen a partir de el errático comportamiento sociopoltíico de nuestro pais y en esa busqueda solemos despreciar las mas simples, que a menudo son las mas acertadas.

Creo firmemente que la tragedia que supone ser la presencia de Santos en la primera magistratura de la nación, se debe a una sucesión ininterrumpida de acontecimientos, que con una tolerancia rayana en la complicidad, la misma sociedad ha permitido que sucedan. No hay que ir muy atrás en la historia para recordar como, en mayor o menor medida, el pais entero fue tolerante con la llamada “cultura traqueta” puesta en boga en la década del 70 por los marimberos, y posteriormente reforzada por los grandes capos de los carteles de la cocaína. Fueron muchos los colombianos que sacaron beneficio directo o indirecto de los enormes flujos de capital que en el sector inmobiliario, automotriz y del comercio en general, inyectó el gasto desmedido de estos criminales. Eran clientes VIP de bancos, restaurantes, bares, discotecas, boutiques, consecionarios e inmobiliarias donde se recibian con los brazos abiertos los llamados dineros calientes. Y no vamos a llamarnos a engaño pensando que los beneficiarios no podían saber el origen de tales cantidades; si un hombre le ofrece el doble de lo que realmente cuesta el bien que usted vende y fuera de eso se lo paga en dinero efectivo, peso tras peso, es cuando menos sospechoso. Bien, pues un grupo notorio de esos narcotraficantes, fueron los que financiaron la campaña política liberal de 1994 y con esto contibuyeron, según numerosos testimonios, a elegir al señor Ernesto Samper Pizano como Presidente de la República. Ahi vamos entonces en que los criminales tenian Presidente de bolsillo y este hecho, que en una sociedad madura, sana y civilizada hubiera generado un cisma, pasó como se dice coloquialmente “de agache”; el señor Samper terminó su mandato como si nada y el denunciante del hecho, Andrés Pastrana Arango fue tildado de mal perdedor. Como suele suceder en esta enferma sociedad, el malo siempre es el que denuncia. Pobrecitos los criminales.

Tampoco hay que ir tan atrás en la historia para asombrarse de una sociedad que premia a los violentos, y castiga y sataniza a los héroes que la defienden. El grupo narcoterrorista M19, fletado por el jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, ingresó en noviembre de 1985 al Palacio de Justicia, ocasionando una de las peores masacres de la historia contemporanea, acabando con la vida de numerosos civiles, y este hecho que, repito, en una sociedad madura, sana y civilizada hubiera generado una contundente respuesta estatal, en esta enferma sociedad terminó con el otorgamiento de indultos y amnistias a los criminales responsables del hecho, y con una asamblea constituyente para negociar con los bandidos la refundación política del estado. Producto de aquella aberración, vemos como estos crueles asesinos son quienes hoy pretenden dictar el canón moral de la república desde sus malhabidos cargos como Alcaldes, Representantes y Senadores, y vemos como los héroes de la patria quienes cumpliendo su función constitucional, y acatando ordenes de su comandante en jefe, el Presidente Belisario Betancur, hicieron una exitosa operación militar para recuperar el edificio insignia de la diosa Temis, hoy se encuentran condenados por la ignominia de procesos judiciales conducidos por esos mismos terroristas que con los años, toga en mano penetraron la rama judicial. Si esto no es sintoma de enfermedad terminal social, no se que pueda serlo.

Producto de estos sucesos y otros mas. hoy en dia nos encontramos en el climax de lo que muy acertadamente describiera Álvaro Gómez Hurtado – asesinado por ordenes del gobierno Samper, según aseveran los testimonios de los involucrados – como un régimen. Es tal la concentración de poder en la persona de Juan Manuel Santos, que en solo cuatro años de gobierno, tiene alineados en su favor a la infiltrada rama judicial, la mayoría del Congreso de la República, el ejecutivo regional (lease Alcaldes y Gobernadores), los medios de comunicación y los organismos de control, con la afortunada pero temporal excepción de la Procuraduría General de la Nación – no olviden que el periodo del Dr Alejandro Ordoñez termina pronto-, pero con la notable y tristemente eficaz polícia política en que el otrora miembro de las juventudes comunistas, Eduardo Montealegre, ha convertido a la Fiscalía. Y toda esta concentración de poder tiene como único objetivo, volver a cometer la aberración de entregarle impunidad total, y plena participación política a un sanguinario grupo narcoterrorista, aplastando irremediablemente a quien se oponga. Si al opositor no se le puede comprar, se le persigue judicialmente y si esto falla, siempre estan prestos los fusiles de las FARC. Hoy, la sociedad en su mayoria se manifiesta en contra de este sin sentido; el problema es que las voces políticas que representan a esta sociedad hoy despierta, notables como son, v.g. el caso del ex Presidente Senador Álvaro Uribe Vélez y su brillante bancada de Congresistas, constituyen una minoria dando la batalla frente a los poderosos ejercitos mercenarios de la pervertida Unidad Nacional.

Acaso, me pregunto yo ¿sera que esta sufrida pero enferma sociedad, está irremediablmente condenada a sufrir el yugo castrochavista, como consecuencia de sus propias decisiones y/o omisiones? Hemos visto como sociedad, el espejo de 50 y mas años de tiranía en Cuba, y 16 y mas años de tragedia venezolana y aún asi, algunos creen que negociar con el narcoterrorismo es la llave de la paz. Nuevamente, no nos llamemos a engaño; tenemos suficiente ilustración para prever el destino que nos espera si no paramos de alguna manera este desproposito. Despues, tendremos que llorar como niños lo que no fuimos capaces de defender como hombres.

Rodrigo Gallo Lemus
@AlegreBengali

AD: Juan Manuel Santos, escudado en la palabra paz, esta conduciendo a Colombia hacia la peor guerra civil de que tenga noticia el continente. Dios nos bendiga, porque se acercan las horas oscuras de la patria.

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