Un repaso rápido de los vigentes
acontecimientos políticos y de orden público, todos tocados por la
tangente en que convirtió Juan Manuel Santos su enrevesado proceso
de dialogo con la organización narcoterrorista FARC, me han llevado
a preguntarme si toda esta tragedia nacional contemporanea no se debe
a que somos una sociedad enferma. En muchas ocasiones nos esforzamos
por encontrar respuestas adecuadas a tantos interrogantes que surgen
a partir de el errático comportamiento sociopoltíico de nuestro
pais y en esa busqueda solemos despreciar las mas simples, que a
menudo son las mas acertadas.
Creo firmemente que la
tragedia que supone ser la presencia de Santos en la primera
magistratura de la nación, se debe a una sucesión ininterrumpida de
acontecimientos, que con una tolerancia rayana en la complicidad, la
misma sociedad ha permitido que sucedan. No hay que ir muy atrás en
la historia para recordar como, en mayor o menor medida, el pais
entero fue tolerante con la llamada “cultura traqueta” puesta en
boga en la década del 70 por los marimberos, y posteriormente
reforzada por los grandes capos de los carteles de la cocaína.
Fueron muchos los colombianos que sacaron beneficio directo o
indirecto de los enormes flujos de capital que en el sector
inmobiliario, automotriz y del comercio en general, inyectó el gasto
desmedido de estos criminales. Eran clientes VIP de bancos,
restaurantes, bares, discotecas, boutiques, consecionarios e
inmobiliarias donde se recibian con los brazos abiertos los llamados
dineros calientes. Y no vamos a llamarnos a engaño pensando que los
beneficiarios no podían saber el origen de tales cantidades; si un
hombre le ofrece el doble de lo que realmente cuesta el bien que
usted vende y fuera de eso se lo paga en dinero efectivo, peso tras
peso, es cuando menos sospechoso. Bien, pues un grupo notorio de
esos narcotraficantes, fueron los que financiaron la campaña
política liberal de 1994 y con esto contibuyeron, según numerosos
testimonios, a elegir al señor Ernesto Samper Pizano como Presidente
de la República. Ahi vamos entonces en que los criminales tenian
Presidente de bolsillo y este hecho, que en una sociedad madura, sana
y civilizada hubiera generado un cisma, pasó como se dice
coloquialmente “de agache”; el señor Samper terminó su mandato
como si nada y el denunciante del hecho, Andrés Pastrana Arango fue
tildado de mal perdedor. Como suele suceder en esta enferma sociedad,
el malo siempre es el que denuncia. Pobrecitos los criminales.
Tampoco hay que ir tan
atrás en la historia para asombrarse de una sociedad que premia a
los violentos, y castiga y sataniza a los héroes que la defienden.
El grupo narcoterrorista M19, fletado por el jefe del Cartel de
Medellín, Pablo Escobar Gaviria, ingresó en noviembre de 1985 al
Palacio de Justicia, ocasionando una de las peores masacres de la
historia contemporanea, acabando con la vida de numerosos civiles, y
este hecho que, repito, en una sociedad madura, sana y civilizada
hubiera generado una contundente respuesta estatal, en esta enferma
sociedad terminó con el otorgamiento de indultos y amnistias a los
criminales responsables del hecho, y con una asamblea constituyente
para negociar con los bandidos la refundación política del estado.
Producto de aquella aberración, vemos como estos crueles asesinos
son quienes hoy pretenden dictar el canón moral de la república
desde sus malhabidos cargos como Alcaldes, Representantes y
Senadores, y vemos como los héroes de la patria quienes cumpliendo
su función constitucional, y acatando ordenes de su comandante en
jefe, el Presidente Belisario Betancur, hicieron una exitosa
operación militar para recuperar el edificio insignia de la diosa
Temis, hoy se encuentran condenados por la ignominia de procesos
judiciales conducidos por esos mismos terroristas que con los años,
toga en mano penetraron la rama judicial. Si esto no es sintoma de
enfermedad terminal social, no se que pueda serlo.
Producto de estos sucesos
y otros mas. hoy en dia nos encontramos en el climax de lo que muy
acertadamente describiera Álvaro Gómez Hurtado – asesinado por
ordenes del gobierno Samper, según aseveran los testimonios de los
involucrados – como un régimen. Es tal la concentración de poder
en la persona de Juan Manuel Santos, que en solo cuatro años de
gobierno, tiene alineados en su favor a la infiltrada rama judicial,
la mayoría del Congreso de la República, el ejecutivo regional
(lease Alcaldes y Gobernadores), los medios de comunicación y los
organismos de control, con la afortunada pero temporal excepción de
la Procuraduría General de la Nación – no olviden que el periodo
del Dr Alejandro Ordoñez termina pronto-, pero con la notable y
tristemente eficaz polícia política en que el otrora miembro de las
juventudes comunistas, Eduardo Montealegre, ha convertido a la
Fiscalía. Y toda esta concentración de poder tiene como único
objetivo, volver a cometer la aberración de entregarle impunidad
total, y plena participación política a un sanguinario grupo
narcoterrorista, aplastando irremediablemente a quien se oponga. Si
al opositor no se le puede comprar, se le persigue judicialmente y si
esto falla, siempre estan prestos los fusiles de las FARC. Hoy, la
sociedad en su mayoria se manifiesta en contra de este sin sentido;
el problema es que las voces políticas que representan a esta
sociedad hoy despierta, notables como son, v.g. el caso del ex
Presidente Senador Álvaro Uribe Vélez y su brillante bancada de
Congresistas, constituyen una minoria dando la batalla frente a los
poderosos ejercitos mercenarios de la pervertida Unidad Nacional.
Acaso, me pregunto yo
¿sera que esta sufrida pero enferma sociedad, está irremediablmente
condenada a sufrir el yugo castrochavista, como consecuencia de sus
propias decisiones y/o omisiones? Hemos visto como sociedad, el
espejo de 50 y mas años de tiranía en Cuba, y 16 y mas años de
tragedia venezolana y aún asi, algunos creen que negociar con el
narcoterrorismo es la llave de la paz. Nuevamente, no nos llamemos a
engaño; tenemos suficiente ilustración para prever el destino que
nos espera si no paramos de alguna manera este desproposito. Despues,
tendremos que llorar como niños lo que no fuimos capaces de defender
como hombres.
Rodrigo Gallo Lemus
@AlegreBengali
AD: Juan Manuel Santos,
escudado en la palabra paz, esta conduciendo a Colombia hacia la peor
guerra civil de que tenga noticia el continente. Dios nos bendiga,
porque se acercan las horas oscuras de la patria.
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