Vista la forma en la que el país
recibió los resultados de las elecciones presidenciales, no hubo nada que
celebrar. Nunca antes en la historia –parafraseando al Presidente- una victoria
electoral había dejado tan preocupados a los ganadores, pues hipotecaron hasta
sus propios macundales para obtener la
tal reelección, y como lo cantara el
Gran Combo de Puerto Rico, no hay cama pa’ tanta gente. Entonces, hacen
conjunción la gran cantidad de compromisos y pactos celebrados, con la normal actuación
de Juan Manuel Santos y de esa unión de factores, solo podemos sentarnos a
esperar cuál será la próxima traición del Presidente.
Usando el escasísimo pudor que
aun les quedaba, los representantes de la izquierda colombiana como Clara
López, Claudia López, Iván Cepeda, Piedad Córdoba y compañía limitada, disfrazaron de pacto por la paz, un mercantil
acuerdo burocrático con la Unidad Nacional para no quedarse sin “juego” en el
cuatrenio que nos espera. Ellos, cercanos como son a las perversidades de La
Habana, saben que de allá no puede salir ninguna paz; conocen de primera mano
la engañifa a la que están siendo sometidos los pocos incautos que aun creen
que lo de Cuba es un proceso de paz, así que esa unión electorera tiene de
pacto altruista lo que yo tengo de físico nuclear. Van a tratar entonces de cobrar sus
sobrevalorados platos de lentejas y al recibir de parte del gobierno algún
ministerio intrascendente o alguna alta consejería perfil Lucho Garzón, van a volver
a tratar de vestirse de oposición. Lamentablemente para ellos, ese espacio ya
fue dignamente conquistado por Centro Democrático. La izquierda colombiana se
ahogará en la marisma creada por su propia incoherencia.
Otro trágico escenario que deberá
resolver el Presidente, es la bomba de tiempo creada al meter bajo la misma
carpa, a dos egos del tamaño de la luna, con similares pretensiones, con
similares y bajísimos niveles de ética, y con similares capacidades de
voltiarepismo. Germán Vargas Lleras y Gustavo Petro se van a tratar de sacar
los ojos para posicionarse como primeros en la línea de sucesión. Malas noticias para ambos. Del Alcalde de Bogotá ya obtuvo Juan Manuel
lo que quería y por tanto esos amores van a durar lo que dura un merengue en la
puerta de una escuela. Al Vicepresidente
electo todavía tiene de donde exprimirle y será cosa de algunos años para saber
si lo ungirá sucesor o lo traicionará vía montaje judicial (su especialidad).
Los liberales ya recibieron la
estocada sin darse cuenta. No se han
percatado que entre el Presidente Santos y su mentor Ernesto Samper, les han
robado su partido. Y me refiero a los liberales de la base, a los dignos
colombianos que creen en la respetable doctrina del partido Liberal, porque sus
dirigentes son cómplices de ese robo. César y Simón Gaviria, Juan Fernando Cristo y
Juan Manuel Galán son apenas unos mercaderes electorales que han tomado lo que
fuera una visión de país y la han prostituido a tan bajo nivel, que la U se
trago viva a la Ele. Los medios de
comunicación van a sentir los rigores de un lógico recorte de la pauta
publicitaria pues ya no los necesitan. Los van a mantener apenas respirando
para que no se conviertan en críticos del gobierno, pero su bonanza ya
finalizó. Lamentablemente, cayeron
en la
paradoja de la prostituta que se sintió novia por las atenciones
recibidas de parte del cliente. Es cuestión de tiempo para que empiecen a
mostrar su descontento.
Los colombianos de a pie que
están esperanzados en las casitas gratis y los programas sociales, van a tener
que acostumbrarse a vivir constreñidos por el gobierno, pues esos programas van
a ser burdamente utilizados como el mecanismo para obtener poder regional. Las alcaldías, gobernaciones, concejos y
asambleas ya tienen la mira puesta de Juan Manuel. La libertad electoral en Colombia ha
fallecido el 15 de junio y en menos de seis meses oiremos al presidente
instruyendo a su vice “Doctor Germán, vamos por los votos”. Colombiano, la
casita gratis no le va a costar dinero, solamente le van a arrebatar su dignidad,
su conciencia y su libertad. Gran negocio.
Finalmente, quedaremos atentos al
desarrollo del proceso de blanqueamiento de capitales y capitulación del estado
ante el terrorismo, donde se encuentran sentados, por una parte los
despiadados, violentos, crueles y millonarios terroristas de las Farc, y por
otra parte, unos negociadores que no representan el país, sino que representan
la persona de Juan Manuel Santos, quien tratara de sacarle el máximo provecho
financiero y político a esa mesa. Ahí no
sabemos quién traicionara a quien. Todo puede pasar. Una negociación entre
bandidos es como una balacera en un ascensor.
En medio de toda esta podredumbre moral, el gran perdedor es el pueblo
colombiano que ha sido utilizado como tapete atrapa mugre, merced a su apatía,
ignorancia y enorme carencia social. No
hay celebración posible; el país está de luto.
Rodrigo Gallo
@AlegreBengali
Ad: Juan Manuel Santos es la personificación del niño rico y malcriado
que quiere todos los juguetes para él. Traicionará a todo el mundo. Es cuestión
de tiempo.
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