Columna originalmente publicada en www.laotraesquina.co
El evidente desequilibrio
exhibido por los medios de comunicación a la hora de cubrir los últimos
acontecimientos políticos, es de una desfachatez casi morbosa. Ante la gravedad del asunto, una institución
del periodismo colombiano como lo es el maestro Juan Gossaín, lo ha calificado
de “manejo asqueroso de la prensa” y ha hecho afirmaciones tan contundentes
como “la prensa ha decidido hacer parte de la campaña” o “…la forma como atacan
a un candidato y defienden a otro…” Varias voces habíamos advertido de esta
situación, y echando mano de la frase “Una cosa es que lo diga Ramona y otra
cosa que lo diga Clinton”, celebro que este “Clinton” del periodismo lo diga.
Que no se note la tenaza que ha
fabricado la poderosa trinca Gobierno – Fiscalía – Medios, para defenestrar la
honra del candidato presidencial que hoy por hoy, amenaza con impedir la
reelección del candidato – Presidente. Que no se note cómo, la gran prensa y
las emisoras de mayor audiencia se arrogan el derecho de hacer juicios de
valor, otorgándole el grado de verdad revelada a todos los testimonios y
circunstancias que favorecen a la campaña de Juan Manuel Santos y desprestigian
la de su más fuerte opositor. Que no se
note el gran cubrimiento que le otorgan a las declaraciones del candidato –
Presidente y la forma como descontextualizan, y en algunos casos más graves,
falsean las palabras de los otros candidatos.
Es aberrante un periodismo que es
capaz de mutilar frases y recomponer oraciones, para inducir a la opinión pública
a tomar partido en contra del candidato
de la oposición y por ahí derecho, favorecer al candidato – Presidente. En
algunos casos toma connotación de la más alta gravedad, como es el caso de la
revista Semana, pues su director, Alejandro Santos Rubino, es sobrino de Juan
Manuel Santos. Esto tiende, cuando
menos, un manto de sospecha sobre la imparcialidad de ese medio. Su contenido
no hace más que confirmarlo. Fue revista Semana, la que divulgo un video donde
las frases fueron falseadas, manipuladas y acomodadas a beneficio de Juan
Manuel Santos y en desmedro de Oscar Iván Zuluaga. Fue un error, dicen. Claro, también fue un
error el hecho que el tatuco cayera sobre la casa de Juan Pueblo. Entre error y
error van a acabar con la honra de los ciudadanos y con la vida de los
colombianos.
Chocotero a la cocina y amansador
al lomo del potro. No nos equivoquemos.
La fiscalía que se dedique a investigar, a guardar mesura e
independencia, y sobre todo a respetar la reserva sumarial sin tomar descarado
partido, y los medios de comunicación que se dediquen a informar y opinar, pero
no a juzgar y deshonrar; una y otros, no sean arrogantes.
Se acerca pues la hora de asistir
a la cita con la democracia y la invitación es a hacerlo masivamente, con
tranquilidad, sin dejarse presionar por la manipuladora propaganda, con total
consciencia de la importancia de acto del sufragio y sobre todo, complementando
el ejercicio del voto, con la indispensable labor de veeduría ciudadana sobre
el proceso. No se puede pasar por alto, que la auditoria hecha al software
electoral, dio como resultado la aparición de unas 12.000 fallas, lo que lo
evidencia vulnerable. Si amigo lector, tiene razón, los medios tradicionales no
han dicho una palabra sobre este grave hecho.
Esperemos que en el país de los errores, la Registraduría en cabeza del
señor Carlos Ariel Sánchez no cometa errores de conteo y/o diligenciamiento de
formularios que le hagan aparecer, del sombrero del mago, una cantidad de votos
a algún candidato y que ello llegue a desequilibrar la contienda. Ojo pelao señor Registrador, en sus manos
está la transparencia de este proceso, por favor, no vaya a cometer errores
como los de la revista Semana. Ojo pelao conciudadanos, démosle una manito al
señor Carlos Ariel Sánchez para evitar que por esas cosas de la vida, vaya a
cometer un error como el de la revista Semana.
Rodrigo Gallo
@AlegreBengali
(Foto tomada de www.rexpuestas.com)
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