jueves, 7 de noviembre de 2013

EL BUEN GABRIEL

Este artículo, se encuentra originalmente publicado en www.laotraesquina.co

Quise dedicar estas letras de hoy, a hacer algunos comentarios sobre la terriblemente desaforada columna de Gabriel Silva Luján,  que fue publicada en el diario El Tiempo, el día domingo 03 de noviembre.  Y deseo aclarar que lo hago, no porque ella me parezca trascendental, sino mas bien porque me asombra que precisamente, un personaje tan intrascendente, mendaz y pendenciero, tenga cabida en un espacio que fue, hasta hace algún tiempo, una de las instituciones periodísticas de este país.


Este burócrata de profesión,  se abroga el derecho de poner en entredicho, el carácter democrático de la convención uribista, sin siquiera haber asistido a la misma y sin  conocer el interior del movimiento, lo que a todas luces señala, que su agresivo escrito, fue basado en cosas que conoció de oídas,  y que ya, analizándolo desde este solo enfoque, desvirtúa totalmente la versión del beodo columnista.   Consciente quizás, de su poca trascendencia, teatraliza su vacua columna, comparando este  loable acto democrático, con la segunda peor plaga que ha conocido este país, el cartel de Medellín –la primera, sin duda alguna son las Farc-, buscando que, ante la evidente falta de contenido,  sea el morbo quien le atraiga lectores.  Utilizando una frase que le escuche a una admirada demócrata,  Silva Luján está buscando “descrestar  calentanos”.

Confunde el buen Gabriel, tal vez limitado por su enanismo ético,  la correcta y plausible identidad de un grupo de ciudadanos con un ideario político, con la impuesta lealtad criminal de los mafiosos.  No señor, el hecho que su señoría sea un mercenario político, sin orilla ni afinidades ideológicas, no convierte a los integrantes de Uribe Centro Democrático en cofrades de una mafia. Soy consciente de sus limitaciones morales, cuando no intelectuales, pero debería usted comprender,  la profunda convicción que muchos colombianos tenemos, de que esos cinco pilares sobre los que se construye el cuerpo ideológico de Uribe Centro Democrático, son la hoja de ruta que debe guiar a nuestra patria; eso es lo que hace que tantos estemos allí y admiremos a su líder. No al revés.  Comprendo que para un ladino burócrata como usted, es perfectamente normal cambiar de ideas a medida que cambia de patrón, porque si hay alguien que sirva patrones, ese, señor Silva Luján, es usted.

En una inusitada carga emocional, se refiere el beodo, a los integrantes de la lista de UCD al Senado de la República, como una banda de áulicos.  Ofensivo en grado sumo, pero más que eso, patético.  Quienes de fondo conocen la composición de la lista, saben de sobra acerca de las capacidades intelectuales de sus integrantes, quienes, compartiendo si, los cinco pilares básicos, ofrecen un sano debate en cuanto al desarrollo y puesta en práctica de lo que de allí se desprende.  Mal hace entonces el señor Silva Luján, en ofrecer la pueril conclusión, de que el UCD es un conglomerado de clones. Decía mi padre, que el ladrón juzga por su condición.

Y entonces, surge la perla al interior de la ostra; al final  de su escrito,  amenaza con el estallido de una guerra civil, pretendiendo atemorizar a sus lectores.  Aquí uno no sabe si reír o llorar.  Reír por el casi gracioso, pero descabellado párrafo que pretende presentar como axioma, o  llorar, por la perfecta sincronía que guarda en el abordaje de los temas, con los otrora terroristas, en mala hora indultados, León “Gonzalo” Valencia y Gustavo “Aureliano” Petro.  Personalmente,  me asusta lo bien aceitados que están los engranajes de la trituradora de democracias,  que está construyendo Juan Manuel Santos en Colombia,  según lo dicta el manual cubano. 

Y es desconcertante, que el señor Silva Luján, con la inmensa cola que arrastra, debida a su nefasto paso por la Federación Nacional de Cafeteros, se atreva a posar de censor, desde un diario de circulación nacional, como si sus conocidas marrullas, no fueran un impedimento para  semejante empresa. Yo, en los zapatos del buen Gabriel, me preocuparía más,  por lo que pierna arriba le correrá, cuando los cafeteros le pasen la cuenta de cobro por el grosero derroche y la falta de previsión ante la inminente crisis cafetera que era de todo su conocimiento, y por la consolidación de Fedecafé como un fortín burocrático para – ese si – su patrón Juan Manuel.  Ha ofendido, buen Gabriel, la dignidad cafetera,  y de ese entuerto, le aseguro que no se irá limpio.

Rodrigo Gallo
@AlegreBengali

Ad: Analizando en retrospectiva, y desde el punto de vista de la decencia y el merito, es inexplicable que Gabriel Silva Luján, haya sido Ministro de Defensa.

Fotografía tomada de www.elcolombiano.com

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