En la década del 90, Colombia tuvo la desgracia de tener dos
periodos presidenciales consecutivos ejercidos por incapaces. Y para mayor desdicha, fueron unos incapaces rodeados de alimañas
que persiguieron toda suerte de beneficios personales. Y durante esos dos periodos sucedieron sendos
sucesos que quedaron inscritos en los anales de la nación por su calibre y sus
consecuencias, pero también porque los sucesos fueron de lejos, mas grandes que
los presidentes que los provocaron.
Recordaremos por el resto de la vida republicana el proceso 8000 y el
Caguán.
Samperismo y Pastranismo, dos corrientes que con solo oírlas
nos hacen sentir escalofríos, pero que a decir verdad, los colombianos de bien pensábamos
que las habíamos superado merced al enorme daño que le causaron al país y al
nuevo rumbo que había mostrado la Colombia de la seguridad democrática.
He hecho un gran esfuerzo por encontrar algo positivo en los
gobiernos del periodo 1994 a 2002 y la verdad solo hallo un hecho. El enorme oportunismo político de Andrés
Pastrana para hacerse elegir con la falsa ilusión de un acuerdo de paz con las
Farc gracias a la famosa foto con Victor G. Ricardo y los difuntos criminales
Jojoy y Tirofijo,
resulto en que como era previsible, los facinerosos engañarían por enésima vez al idiota de
turno que esta vez les había arrodillado medio país.
Pero con un efecto colateral; fue tanto lo que cedió Pastrana que sin querer
queriendo termino por desenmascarar a los terroristas y los dejo desnudos en su
justa proporción, una banda criminal de crueldad insaciable e inmensamente rica
gracias al negocio del narcotráfico, de manera que en esta comparación de
males, resulto el pastranismo siendo el menor.
Pero el elefante no había muerto políticamente, estaba
agazapado esperando la oportunidad perfecta para acceder nuevamente a las
esferas donde se toman las altas decisiones y lo hizo con el siguiente idiota
de turno, don Juan Manuel . Enquistados
en el devenir político vemos nuevamente a Juan Mesa, Fernando Carrillo, Humberto
de la Calle, Horacio Serpa, Juan Fernando Cristo y el Fiscal Montealegre por
nombrar solo algunos samperistas que pareciera, están haciendo todo lo posible para que otra vez el
poder político colombiano quede en manos de un cartel del narcotráfico. El
elefante paso de agache.
Hay que oír y leer a Carrillo atacando ferozmente a todo el
que exprese dudas sobre La Habana, ver a
Humberto de la Calle negociando el país en esa mesa, a Serpa sonando como
futuro embajador en la sucursal del castrismo, a Cristo defendiendo en el congreso el adefesio
jurídico para la paz, a Mesa moviendo los galones de mermelada presidencial y
mas recientemente a Montealegre diciendo que los angelitos de las Farc no han
cometido crímenes de lesa humanidad.
Lo sucedido en Bojaya (Choco) por solo nombrar una de las
tantas barbaridades cometidas por las Farc, donde murieron cerca de 119 civiles
indefensos encerrados en una Iglesia le parece poco al señor fiscal? Eso, aquí y
en China es un crimen de lesa humanidad y quienes lo cometieron están, gracias
al Samperismo, ad portas de acceder a la vida política nacional sin asomo de
culpa.
Creo firmemente que la alianza Samper – Santos es un
escupitajo en la cara de los millones de victimas de las farc.
Ad: La participación de Presidente, Alcalde Mayor de Bogotá y Fiscal General de la Nación marchando hombro a hombro con la organización Marcha Patriótica, acusada por el ministro Pinzón de estar financiada por las Farc, seria en un país serio, cuando menos objeto de investigación penal y disciplinaria.
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